Hay algo especialmente aterrador sobre las historias que incluyen barcos, la del Ourang Medan no es la excepción.
Es una tarde como cualquier otra en el estrecho de Malaca, los barcos surcan los mares siguiendo sus rutas habituales. Una llamada de auxilio, repentinamente, interrumpe la paz de la tripulación. No hay tiempo que perder y el mensaje en código morse es traducido de inmediato. El contenido fue suficiente para aterrorizar a los desafortunados tripulantes:
“Todos los oficiales, incluyendo el capitán, están muertos. Posiblemente, la tripulación esté muerta también”.
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